Mirada al Mundo

Informaciones, opinión, el mundo paso a paso. Visto desde fuera engaña, desde dentro ves tu mundo. Y así puedes comentar.

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Lugar: Leganés, Madrid, Spain

Informático jubilado, mayor, leer todo, escribir, gozar con el mundo, gozar con la vida, vivir

24 enero 2008

CONSEJERO-a



Hay ocasiones en que nos sentimos tristes, pesimistas, decepcionados, en fin de alguna manera, mal, es en esos momentos, en los que necesitamos un amigo, un confidente, una persona que nos escuche, trate de comprendernos, y nos ayude.
Pero cuando eres mayor, eso es muy difícil, ya que entre nuestros amigos, la mayoría o no tienen ganas de soportar nuestras penas, o ellos las tienen mayores que nosotros, con lo que la dificultad persiste, y no tiene fácil solución.
En estos casos acudo a un amigo que siempre está de buen humor,, siempre encuentra la forma de dar la vuelta a las cosas y encontrar su lado bueno, es optimista y si tiene un problema lo aborda y lo cambia de sentido.
Es un libro, de un autor, y de un tema que a mí me encanta, porque siempre escribe de forma que con su carácter vitalista, un poco cínico y a veces liberal en exceso, cuando estoy bajo de forma mental lo leo un rato y casi siempre me airea los problemas, y acabo pensando como el, que lo único que no tiene arreglo es lo que encerramos en nuestro interior, damos vueltas y vueltas, sin salir nunca de ese tiovivo mental y negativo.
Quien es este autor, no importa, quizá para mí es uno, para otro es distinto, pero es importante encontrarlo, buscar ese libro si no lo tenemos ya, pero siempre es un libro que no nos cansamos de leer, que coincide con nuestros valores, que resuelve sus situaciones de una forma compatible con nuestro modo de ser.
¿Cómo encontrarlo? No hay más que una forma de hacerlo, y es leer, leer mucho, pero esto es algo que nos puede costar, pues leer es una forma de vivir la vida de otros y no siempre son vidas accesibles a nuestro estilo, por ello cuando leemos es como cuando escuchamos música que nos puede llegar o no, pero siempre sacamos de la música como de los libros, algo que nos puede dejar una sensación positiva.
Es como algo mágico, leemos, y la lectura a veces nos deja un regusto amargo, otras veces, nos deja una señal de admiración por su contenido o por su idea, en distintos casos, una situación nos deja con un nudo ácido en la garganta o nos deja un gusto dulce a algo bien hecho.
Autores como Arthur C. Clarke, poesías de Juana de Ibarbouru, o libros de Robert A. Heinlein, o de Nicholas Evans, son algunos de los que a mí me sirven para viviendo sus vidas, enriquecer la mía, y hacerme recuperar de los baches en que meto inadvertidamente.
Este libro que tenemos para aislar de nuestra alma los peores momentos de pesimismo, es como siempre nuestro gran amigo de papel, nuestro consultor o nuestro confidente, que nos sirven para enjugar nuestras lagrimas mentales, o refrescar nuestra frente dolorida por los pensamientos nefastos.

23 enero 2008

UN PERIODICO

Leer un periódico es como sacar la cabeza por la ventana del mundo y ver por entre los tejados lo que ocurre, o mejor lo que te dicen que ocurre, pues cada persona ve los sucesos un poco de acuerdo con el prisma de sus ideas y hay cosas que no se ven por estar cubiertas por los tejados de las casas del entorno.

Cuando abro un periódico me saltan a la vista las cabeceras de las noticias, como si fueran saltamontes en un prado, tratando cada una de acaparar mi atención inmediata, hasta que al fin una de ellas se acerca más a mi idea y ese titular se convierte en el eje de mi atención preferida, unas veces son noticias de política, y compruebo al final de la lectura que la noticia solo tiene interés para aquellos que opinan de la misma forma que el autor de la columna.

Los artículos de política son como la fruta, unos están duros, todavía no se ha visto la idea general que inspiró la noticia, es decir, y esta frase no me gusta emplearla, porque ese empeño en explicar es síntoma de que no lo has hecho bien; pero en fin, si la fruta está dura quiere decir que el sol no la ha penetrado hasta el fondo y no se ha convertido la fructosa en sacarosa, es decir, está sin acabar de madurar, lo mismo que la noticia no meditada.

Otras veces la fruta está madura, como la noticia bien rematada, que nos dice lo que pretende pero al mismo tiempo nos regala el dulzor del néctar fabricado con el sano reposo del conocimiento y la meditación, esta nos gusta pues de ella sacamos sabrosas consecuencias además del placer de lo bien escrito.

También ocurre que la fruta está pasada, el artículo insiste en presentarnos unos hechos que han ocurrido, y han sido comentados, no obstante el autor insiste en el tema por considerar que a su modo de ver, el artículo tiene otras vertientes que si bien serán ciertas, carecen de todo interés y ya no merecen la consideración de la insistencia.

A veces las vistas por encima de los tejados, no nos dejan ver lo que ocurre en la calle, es decir no nos enteramos de devenir día a día de la vida en una gran ciudad, los pequeños acontecimientos, y entonces vemos en nuestro periódico que además de los sesudos artículos de opinión o tipo ensayo, aparecen como por un resquicio entre dos tejados adyacentes, unos hechos que sin ser trascendentales si han ocurrido entre personas aisladas que también existen y también son dignas de unas líneas en ese ingente panel de datos que es un periódico.

Si acudimos a un periódico dominical, entonces la cantidad enorme de información que nos ofrecen es abrumadora, son resúmenes de lo ocurrido a lo largo de la semana, más artículos de fondo, de divulgación en fin, todos sabemos lo que es una edición de fin de semana de la prensa escrita; ahora ya debido a la profusión de medios de comunicación que existen en la actualidad, ya hay que resaltar cuando se habla de la prensa, de que tipo de prensa hablamos, pues ahora es importante definirla.

Leer pues, un periódico es sacar la cabeza de nuestra vida íntima y personal, y preocuparnos de la gente que vive a nuestro alrededor y forma nuestro presente con su influencia inmediata en nuestra vida, y configura con sus hechos de alguna manera nuestro futuro más inmediato

21 enero 2008

MIEDO

Cuando algo huye de mí, en mi cerebro se produce una reacción característica, si esto que se me escapa, adopta la forma de una sombra concreta, entonces mi sentido práctico, reacciona en forma de terror y mi ánimo se estremece.

Es el miedo, siempre que se despierta el fantasma del miedo, el cerebro se contrae, los músculos se tensan y pueden darse mil y una situaciones complejas, confundidas con las realidades dan lugar a imágenes que conturban nuestro espíritu.

Es una reacción difusa, que ayudada por nuestra imaginación, nos estremece la piel y llena nuestra imaginación con el frió del pavor, y la ilógica acción de la huida, ya sea mental, la más próxima o física, la más potente.

Cuando el pavor nos invade, el cerebro se paraliza, las reacciones normales se inmovilizan y el cuerpo entero empieza a reaccionar ante el hecho insólito, esta reacción puede ser de inmovilización o al revés, puede producir un sobresalto en el que los nervios, incontrolados por la potente sensación, responden de una manera instantánea, y el desplazamiento muscular puede dar lugar a un sobresalto.

Siempre que nos invade esta sensación, y simultanea a ella, se sigue un bloqueo mental, algo nos impide pensar correctamente, nos paraliza la mente y nuestros actos son solo el reflejo de nuestro deseo más inmediato, es una forma de no hacer nada sino huir del entorno mental que nos invade e intentar reflejar de nuevo en nuestro espíritu la sensación de normalidad.

Hay mucha gente que confunde no tener miedo, con controlar sus reacciones y nos dice no tener miedo, pero es imposible, el miedo no es algo que se pueda evitar solo se puede dominar cubrirlo con una capa de imaginación que toma una forma mental, aparentemente carente de dicha sensación.

Sin embargo, hay quien domina de tal forma su miedo, que hace pensar en la ausencia del mismo, esto es solo una apariencia, todo el mundo tiene miedo, solo que lo controla tan perfectamente como un equilibrista con su equilibrio, es bien cierto que con la fuerza de la voluntad se consiguen dominar situaciones que inequívocamente nos llevan a pensar que hay personas especiales, por su valor, ante situaciones de peligro.

Pero nadie está exento de miedo, solo lo disfrazan de valor.

VIAJAR

A lo largo de mi ya larga vida, se han cumplido muchas de mis metas, muchos de mis deseos, he tenido la satisfacción de haberlos realizado, sin embargo me han quedado algunos que ya no se cumplirán debido al tiempo que he gastado en vivir otras cosas.

Sin embargo hay un deseo VIAJAR, que si se ha cumplido; he viajado mucho, por España y por Europa, sin embargo me han quedado muchas ganas de seguir, que ya no espero se realicen.

Viajar es mucho más que vivir, es vivir y además gozar al ver, llenarse del espíritu del país, saborear la diferencia de sus vidas, apreciar los contornos de su espacio individual, sus calles y sus pueblos, sentir y paladear los aromas de sus modos.

Es cultura, es captar el misterio de sus reacciones, de sus vivos y sus muertos de sus actitudes y de sus mitos, es alimentar tu alma con sus logros y ver las diferencias entre sus errores, es aprender a valorar las diferentes culturas sociales, cuando viajamos podemos olfatear el aroma de sus rutas y entender las uniones con sus espacios vitales.

Cuando vamos por el mundo vemos naciones como otros planetas, que han llegado a nuestras esperanzas, que en ellos son realidades mientras que en nosotros son solo un fin.

Se pueden oler sus aires, a veces son flores, otras son vientos serenos y nítidos, en alguna ocasión hemos apreciado un olor a rancio, como de tiempos muy lejanos, tiempos pasados que nos transportan a regiones donde el bien era distinto a nuestro bien, y en los que el aire olía a tristeza, abandono o a refugios inciertos.

Viajar es un bien inacabable, por muchos países que veamos siempre nos parecerá que nos quedan a la espalda muchos más, que iremos en otro tiempo, y que nos queda siempre la esperanza de vivir lo suficiente para continuar.

Es un bien personal y cultural que afina nuestro espíritu, y engrandece nuestro caudal de pensamientos.