EL ALMA

Tenemos alma, independiente de creencias religiosas, tenemos algo, que no está a la vista, que únicamente lo sentimos, es esa sensación íntima que nos dice que está, que nos muestra la conciencia de haber mirado derecho a la vida, que en las situaciones indefinidas nos mira perpleja escarbando en nuestro interior, pidiéndonos nuestra aquiescencia.

Cada pueblo, doctrina, raza le da un nombre normalmente transparente, cuyo significado no consta mas que en su conciencia global, ese nombre es perfectamente asumido, y siempre se le sitúa en un órgano del cuerpo dando a entender que lo lleva en su interior, y cada grupo lo dirige en el caso de muerte en un lugar, donde se encuentra adecuado a su función o a su ilusión en vida.

Mas ¿Cómo se localiza? ¿En el cuerpo? Creo que de alguna forma, si, por una razón lógica, cuando se produce el final del cuerpo y este se degrada hasta desaparecer Ésta, se va o se pierde, ya no es necesaria, no tiene sentido ni fin, sin un cuerpo vivo.

Cuando nacemos, somos engendrados por dos almas y dos cuerpos, y nuestro perfil anímico-genético es una selección de ellos, según unas pautas desconocidas, y en función de sus contenidos.

Esto da lugar a una vida, que se formará y desarrollará, que pensará y hará bien o mal según el cúmulo de acciones, circunstancias, entorno, y perfiles modificativos que en él concurrirán.

Podríamos seguir imaginando el alma, pero solo imágenes pues el alma no solo no se puede ver sino, solo se puede intuir, percibir sus efectos importantes para el ser humano que la irá modelando a su manera.

El Mundo, conjunto de millones de almas, al interactuar no solo individual sino colectivamente entre todas crea un mapa de imagen tan complejo, que se pueden producir incluso mutaciones infinitas.

TENER HIJOS

Tener hijos, ¿Y eso como se entiende? ¿Mera labor reproductiva, acción con amor, o proyecto de vida?

Hay muchos más motivos, pero yo pienso que solo vale la pena tener un hijo si queremos prolongar nuestra vida en común, solo si deseamos que una parte de nosotros perviva en el tiempo, si queremos ver en sus ojos nuestra llama, y decirle hijo en la más hermosa de sus manifestaciones, encontraremos la felicidad más completa y entregada a que tenemos derecho.

Pero... poner un hijo en el mundo es algo muy especial e importante, no se trata solo de aumentar la población del mundo, ni de satisfacer el instinto natural que nos obliga a perpetuarnos, es crear vida, no es, tener solo un descendiente que nos llene de satisfacciones personales.

Pero crear una nueva vida es dotarla de un entorno apto para crecer, hay que darle las herramientas necearías para ser una persona completa, cuando le llegue su tiempo, sino de formar una mente que llegue a adulto y sea persona, con una conciencia adecuada a la vida en común, con afición a la humanidad, con deseo de vivir plenamente, de convivir con su entorno.

Para todo esto, hay que enseñarle que los demás también tienen su sitio y su vida, que para convivir hay que ser tolerantes con los defectos ajenos, con los gustos de los demás, dentro de unas normas, con un egoísmo controlado por la razón, sin el no seríamos humanos, y con una ambición que les ayude a progresar, sin salirse de su zona personal.

Los hijos son patrimonio de los padres, pero bien entendido, patrimonio moral, los hijos no son nuestros en el sentido posesivo de la palabra, primero son suyos, con sus consecuencias genéticas, con sus defectos, heredados o no de la educación que les hemos proporcionado, son personas independientes, tienen la libertad, que su entorno físico les permite, tanto más libres, cuanto más libertad concedan a los que les rodean.

Crear un hijo, no es jugar a ser dios, es dar al mundo un nuevo espacio, con sus defectos o virtudes, es hacer posible que en el mundo puedan crecer más personas, buenas, si lo hemos sabido hacer bien, malas, si nuestros errores son más que nuestros aciertos.

Crear siempre es complicado, cuidado, podemos crear un hombre o un monstruo