UN JARDIN CERCA DE CASA

Un jardín cerca de casa, que no es mío, tiene dos bancos de madera, un cielo azul, y mañanas de primavera, también tiene pájaros y muchas palmeras, a unas horas mi banco esta sombrío, a otras el sol le disfraza de leopardo y sus sombras lo mueven, con la difícil astucia de las hojas, se esconde para que no lo vea.

Allí me paso horas discutiendo con el viento, quiero que mantenga la imagen de una palmera gruesa como una señora sin prejuicios, hablamos de los hijos, ella de sus problemas, yo, de sus deseos de abrirse camino en la selva urbana, ella suspira porque todos están lejos, y no los ve casi...

Así va pasando la mañana de sol, en mi jardín no quiero penas, a mi izquierda un orondo árbol de la pimienta, con sus frutos aun no coloreados pero abundantes, es el típico guasón, que ríe en sus ramas, que me mira fijo esperando que yo le diga, pero esta mañana mi cabeza está en blanco, dormí bien, y aun las brumas del sueño no se han disuelto, pero no importa, pasa una chiquilla joven, que con el movimiento de sus caderas, le hace un guiño al árbol, y éste la envía una ráfaga de aroma a pimienta joven, suave aun pero ya excitante, cuando sea mayor su aliento ya será tranquilo, pues han caído sus semillas, y han cubierto el suelo de rojo.Me gustan mucho los árboles, no intentan engañarme, me dicen lo que son, y espero su mensaje, no van a ofrecerme una amistad eterna, ni ellos lo son, pero su vista me recrea, no presumen de lo que no son, y me dejan sentarme a su vera, me cuentan sus sonrisas de verano, los niños que en las mañanas los rodean, y las tardes-noche los enamorados juran su amor eterno, pero ya en otoño el tiempo refresca, y se van a pasear al suave sol.

Yo me levanto despacio, pues mis piernas ya flaquean, y pasito a paso regreso a mi pequeño jardín, a mi casa, donde ella siempre me espera con ilusión y suave paciencia, siempre tiene para mi una palabra nueva.

Que el tiempo siga alargando, no hay prisa, que siempre es primavera