Mirada al Mundo

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Lugar: Leganés, Madrid, Spain

Informático jubilado, mayor, leer todo, escribir, gozar con el mundo, gozar con la vida, vivir

20 febrero 2008

REENCARNACION


Pienso que cada hombre o mujer lleva escondido en lo más hondo de su alma, el niño pequeño que fue.
Este niño, agazapado en lo más profundo, asiste aterrado a lo que ocurre a nuestro alrededor.
Juzga en su silencio nuestros actos, quizá los reproche, o reproche nuestras omisiones, quizá su juicio sea más crítico que otros a que nos vemos sometidos.
Llora quedo con nuestras penas, que son también suyas, pero a lo mejor nuestras alegrías, si no son auténticas, le causen pena.
En el momento del silencio, cuando dormimos, juega nuestros sueños y juzga nuestros pensamientos crueles.
Sin embargo ¡Qué fácil es juzgar! , ¡Que fácil es equivocarse en nuestros juicios!, yo veo una actuación, y para juzgarla, la comparo con lo que creo que haría en una situación similar, y naturalmente mi error es comparar el acto inicial, con lo que sería, o con lo que creo sería mi actuación en esa situación equivalente.
Esto es muy frecuente.
Algo nos parece evidente, y de pronto, ese niño callado, se remueve en nuestro interior, y nos sentimos molestos, sin saber a ciencia cierta el porqué, creo que esta vez no se ha equivocado en su juicio.
A veces le sentimos moverse entre las telarañas de nuestros viejos sueños, y la leña seca de nuestras ilusiones frustradas, a veces cuando dormimos, teje un sueño triste y aterrador.
Otras nuestro sueño es un rompecabezas es una sola ficha, clara, imprecisa, y como un relámpago se nos aparece fugazmente, un sentimiento agradable, impreciso, pero sabemos que esa sombra que surgió, era amable, y nuestro espíritu sale enriquecido.
Entre el mundo de los sueños, todo es como un gran saco, en el que se van almacenando, sin orden ninguno, todas las sensaciones que recibimos a lo largo de nuestras vidas, unas sensaciones con colores claros y fuertes, otras de tonos imprecisos, pero todas están ahí, unas más intensas otras más leves.
De pronto una noche, en nuestro dormir, se abre por un instante, una punta del saco, y escapan atropelladamente, unas pocas sensaciones, sin ilación, y nuestro cerebro, siempre en vela, las junta pretendiendo darles un sentido, quizá para que nuestro espíritu las pueda entender.
Ese aparente sentido, hace que a veces veamos en nuestro sueño a una persona con el aspecto de otra, ejecutando algo que a nosotros con nuestra lógica habitual, nos parece absurdo, otras llegamos a ver lo que se nos antoja que va a ocurrir en un futuro, no lo sé.
Creo que nuestra vida responde a una pauta, almacenada en nuestros genes, que si bien nos concede cierta libertad, pero siempre ajustada a lo que de acuerdo con ellos, podemos hacer.
Es imposible que si en mis genes no hay una cierta aptitud para la música, yo llegue a ser un gran músico, sin embargo puedo llegar a disfrutar con la música, en cambio lo que es inmutable es la duración de mi vida, que está marcada por una pauta en la que intervienen, mis debilidades, y mis fortalezas, combinadas de tal modo que al final se cumple lo que estaba marcado en mi pauta genética.
No sé si estoy equivocado, pero eso creo, libertad si, pero vigilada por mi ADN, creo que el hombre no ha sido creado para ser totalmente libre, porque entonces sería totalmente sabio, sería DIOS.

VOLAR VOLAR



Volar, Volar, Volar
El primer ser humano que sepamos, que quiso volar fue Ícaro, esta ha sido la ambición universal, que al fin por medios mecánicos se ha conseguido ampliamente, pero...

Los que de alguna forma estamos más atados a la tierra, queremos volar, pero no por medios artificiales, mecánicos, sino volar, en el más amplio y puro sentido de la palabra, es decir yo quiero andar, y ando, yo quiero volar, y vuelo.

Yo quiero volar, y vuelo, por un acto expreso y racional, yo debería poder elevarme, alcanzar el cielo en vida, compartir con las aves el privilegio de surcar el aire y ver las cosas de otra manera, respirar el aire que nadie ha respirado, y poder contemplar la tierra desde una perspectiva que me llene el alma de gozo.

Yo quiero volar, y vuelo, levanto mi cuerpo del suelo, con un esfuerzo consciente, pero sin recurrir a ninguna fuerza externa, solo por un deseo, igual que cuando estoy sentado y me levanto, o cuando estoy de pié y me siento en el suelo.

¡He descubierto el modo de conseguirlo! Puedo volar con mi imaginación, a través de un libro,
puedo sentirme águila, y cruzar los vientos ardientes del verano o los helados vendavales del invierno polar, puedo seguir las corrientes térmicas del viento solano o bajar por las ventiscas de inicio del invierno.

Puedo sentir en mis alas el roce profundo de los vientos cruzados, y decidir, por cual me deslizo, sin que sienta en mi cuerpo más cansancio que el tedio en las tardes bochornosas del verano, es maravilloso sentir en la cara el suave aleteo del aire al pasar lentamente por encima de las copas de los árboles, sin que el miedo a caer me atenace.

Pero tomo otro libro, y mi vuelo es a través de las horas y los días, puedo volar sobre las hojas de mi libro, y contemplar los días que pasaron, ser testigo del tedio de Cleopatra, o de la desesperación de Napoleón cuando vio perdida su batalla, puedo entender a los hombres que hicieron la Torre de Babel, y ver la desesperación por su tremendo fracaso,

En otro libro puedo vivir las estrellas, las nubes del cosmos o la infinita agonía de una nova, que ve perder su brillo, o de los hombres, que tras conquistar la tierra, surcaron el espacio eterno, para sentir en mi piel el escalofrío, de un hombre que se queda sin aire dentro de su nave.

Puedo ver la enorme variedad de criaturas, que pueblan el espacio, sentir sus emociones cruzadas con su especial manera de ver las cosas, sus sentidos distintos que permiten sensaciones nuevas a mis sentidos, desear sus deseos, completamente distintos y extraños, enfrentados a otros aun más dispares, sentir la piedad por los pensamientos perdidos, y la dulzura de los amaneceres.

Amaneceres de tres soles, con los colores nuevos por la conjunción de sus rayos, con los efectos de luz, que ya no solo es blanca sino luz sin color, luz sin sombras.

Esta es la maravilla de un libro que me permite cambiar mi vida, por otras vidas y mi alma fundirse con otras almas, en un concierto sin ruido pero con la sonoridad perdida por la limitación de mis sentidos, en definitiva.
 

Volar por el universo sin fin ni fronteras a la imaginación.

18 febrero 2008

SER ALEGRE



Hay algo en la vida que no tiene precio, ser alegre.
Levantarse por la mañana y ver el azul del cielo, es un regalo, es un regalo ver que en cada rayo del sol que aparece, resbala una gota de luz que al llegar a la tierra se convierte en lágrima de rocío.
Cuando amanece, el mundo se tiñe de fortuna y los privilegiados que siempre se sienten optimistas, encierran en sus ojos, la maravillosa fábula del alto pino que crece y crece sin cesar hasta llegar al cielo y bajan por él resbalando las luces del alba gloriosas.
Ser alegre es gozar de las cosas que tengo, y no anhelar las que me faltan, disfrutar de las maravillas que me caen en las manos como rosas y olvidar que tienen espinas y me pueden hacer sangrar.
Es convertir esas gotas de sangre en cerezas rojas que se me enreden en los dedos y caigan de ellos en un entramado mágico, como una catarata de dulzor rojo.
Cuando la tarde cae sobre la tierra, y se abren las luces del cielo, espero que las lanzas de luz de la luna las ensarten en sus rayos, y en mi cara se enciendan sonrisas que oculten la flecha.
Alegría, es vivir el presente, olvidar el pasado, e ignorar el futuro
Vivir el presente, disfrutar de las rosas, escuchar la cascada a lo lejos, convertir el vuelo de un ave en el cielo en un pensamiento amable, y leer en el fondo del alma aquel poema blanco que nos lleno el pecho de gozo.
Olvidar el pasado, no tengo nada que olvidar, ya lo he olvidado.
Ignorar el futuro, es como no querer ver caras en las nubes, por si alguna es amarga, entonces yo prefiero la sorpresa de que el futuro me muestre en sus mil dedos mi porvenir lejano, no quiero entrever lo que el destino me reserve en sus arcanos.
Quiero pasar el río de mi vida, saltando de piedra en piedra, con pequeñas salpicaduras que refresquen mis pies, pero sin caer en el abismo de entre las piedras ni caer al fondo, solo gozar, y pedir a los dioses, que mi camino sea leve, y mis pisadas blandas y el aire puro en mi cara.