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25 febrero 2007

ADOLESCENTES


Todos lo hemos sido y todos lo tememos

Adolescentes, todos los padres ante esta palabra, unen las manos, entornan los ojos, y se huele la solidaridad, se palpa el terror, y un sudor frío se apodera de todos.

Y... ¿Cual es la causa de esas actitudes? Solo una, la llegada de una edad tipo en nuestros chicos y chicas, de los doce o catorce años, hasta los dieciocho o diecinueve. Yo he pasado ya por cuatro de esos horrores, pero no soy psicólogo, y nadie me enseñó a manejar estas situaciones.

Según sea el sexo de nuestro retoño, así se manifestarán los síntomas, sin embargo hay algo común a los dos, no saben qué son, ni qué quieren ser, solo saben que no están de acuerdo con nada de lo que se les presente.

Primero como siempre las chicas, se exacerba su sensibilidad a todos los estímulos, pueden ser enormemente liberales y a la vez, de un pudor de monja clarisa, se enamoran a primera vista u odian hasta el nombre de un posible pretendiente, son capaces de verse espantosamente gordas pesando solo cuarenta kilos, o que su padre pasó de ser ideal, hace dos años a ser un monstruo de maldad porque les niega un “móvil”, y así podríamos llegar a pensar que o hemos creado un ser extraño que ya no es nuestra hija, o nosotros hemos cambiado a un ser supremamente odioso.

Un chico, pasa de ser un encanto de niño a los diez años, a un ser que aumenta su talla de una forma desatada, al mismo tiempo que se transforma en un tipo duro, durísimo, que menosprecia a sus hermanas, si las tiene, y considera a la humanidad como algo equivocado que apenas tiene derecho a existir, al cual hay, que como mínimo, ignorar.

En ambos casos, chicas y chicos, hay que ser héroes para educarlos, lo mismo en casa que los Institutos, pues ambos saben mucho más que sus padres o profesores, y son capaces de abandonar la casa o la clase, por una nimiedad, aunque siempre vuelven, sino arrepentidos, si con un poco de niebla en la conciencia.

Todos hemos sido adolescentes, pero creemos que no hemos cometido sus errores, es verdad, hemos cometido solo los nuestros

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