ESTILO DE VIOLENCIA

QUIZÁ LOS JOVENES VIOLENTOS TENGAN ALGUNA RAZÓN, PERO NO SABEN EXPRESARLA

Llevamos años sufriendo un estilo de violencia callejera difícil de entender, hay en los colegios una actitud de ataque a los compañeros por parte de una especie de bandas, formadas lo mismo por chicos que chicas que se realizan” acosando a un compañero, al que amenazan si no cumple sus exigencias, que pueden ser, realizar actos que le repelen, o entregas de dinero, o de todo tipo.

La violencia callejera, consiste en un intento, casi siempre conseguido, de dominio del entorno, lo llaman barrio, en cualquiera de sus modalidades, lo ejercen grupos de muchachos, desde los diez años en adelante hasta edades ya mayores, que a las órdenes de un “jefe” no siempre el mejor dotado físicamente, ni mentalmente, pero si con un poder de persuasión, de convocatoria, que sabe ofrecerles a su seguidores, metas que ellos están deseando conseguir.

Estas bandas, antes pretendían solo implantar el poder de la violencia, y conseguir desahogarse robando, destruyendo una propiedad que ellos no tenían, enfrentarse a la autoridad, demostrando en sus ataques que el poder lo ejercen ellos, al menos en ese entorno, y en el momento que eligen.

Hoy como consecuencia de la masiva inmigración, de los pueblos más deprimidos, nos han llegado las “bandas latinas”, que se han traído sus problemas locales de marginación, sus mitos particulares, ya no solo de enfrentamiento a la autoridad, su odio racial a los que les dirigen, su machismo, la sumisión de los secuaces, al mando, hasta limites que llegan a obligar a los “novatos” a una serie de rituales, sexuales a las chicas, que pueden empezar por que el aspirante a pandillero debe soportar durante unos minutos una paliza propinada por los veteranos, si quiere ingresar en la banda; esto es simplemente una variante del Síndrome de Estocolmo, el accólito maltratado siente un respeto y un cariño al maltratador, que sabe que lo defenderá frente a otras bandas o la policía.

Tres semanas ha durado en Francia la revuelta juvenil, que ha quemado miles de coches como protesta de las condiciones de vida y de aceptación a los inmigrantes, a los que se han unido muchachos de otras etnias que han unido sus problemas a los de la inmigración masiva, que no han recibido de los gobiernos y de la sociedad una aceptación a la que indudablemente se sentían con derecho.

La base de estas actitudes es revanchista, ya que se les prometió un trato, y unas condiciones de vida que no se han cumplido, y después les ha faltado una educación a la siguiente generación, de la que nadie se ha ocupado.

Siempre pensamos que las cosas se desarrollarán de una forma conveniente, a los intereses del país, sin poner en marcha unas previsiones, que no den lugar a fallos en el sistema educativo y social, que no desencadenen la lucha por motivos raciales, que nunca debieron realizarse, si los países entendieran que no ha lugar la discriminación por las diferencias étnicas, que cada cual es como es, unos blancos, otros negros o chinos, pero todos unidos para soportar los rigores de la lucha diaria por sobrevivir