EL HILO DE UN TEMA

Desarrollar un tema en un libro, convertir un tema en una aventura, es como las cuentas de un collar de esos que van dando vueltas al cuello de una dama, en el que van enlazadas todas las ideas que nos han venido a la mente, al hilo de un acontecimiento, o conjunto de acontecimientos.

Si soltamos la primera de las cuentas, esta cae al suelo y salta, describiendo un laberinto de movimientos, todos predeterminados, pues según caiga, altura, inclinación, fuerza de caída, va a dar lugar a unos movimientos que se corresponden con las acciones puntuales de cada parte de un acto, teniendo por acto, no el de una obra de teatro, sino lo que haría en cada momento el protagonista de la obra.

Vamos soltando más cuentas y se van sucediendo los saltos, pero esta vez la cuenta es negra, y a consecuencia de ello sus acciones toman un tinte trágico que nos asombra, no pensábamos que las cosas serían así, pero así es la vida, de la que tomamos los hechos y este momento nos asombra porque el tejido de la acción toma unos derroteros imprevistos.

Cuando ya tenemos varias cuentas en el suelo danzando frenéticas en sus saltos, vemos que dos de ellas han chocado entre sí, provocando que sus actos se entrelacen, y dos personajes de la obra interactuen y den lugar a situaciones de amor o de conflicto; si los choques se producen entre más de dos, las cosas pueden complicarse más de lo que hemos pensado, pues la relación entre tres personas, da lugar a que dos de ellas se alíen contra la tercera, lo que se llama un tercero en discordia.

Realmente el número de cuentas que se encuentren saltando a la vez, dará lugar a que la trama de nuestro libro se complique y surjan situaciones nuevas, a veces insólitas y siempre interesantes, es así en los libros de algunos escritores, que gustan y a la vez son capaces de manejar situaciones con muchos personajes y multitud de situaciones, esto ocurre cuando la acción es trepidante y hay multitud de vías por las que discurren los acontecimientos.

A veces las cuentas chocan con objetos situados en su camino que modifican no solo la trayectoria sino la calidad de las situaciones, pues los choques son a su vez menos violentos más elásticos y las acciones se ven suavizadas y toman aspectos diferentes e interesantes.

Todas estas colisiones que hemos imaginado de las cuentas de un collar, nos dan una idea de cómo tiene lugar la concepción de una obra literaria.

Escribir sobre personas y sus actos es complicado, pero quizá más complejo es escribir sobre ideas, ya que la idea es el alma de las palabras, y escribir del alma es mucho más delicado, es escribir sobre el espíritu, y aun no nos hemos decidido sobre que es el alma, y que es el espíritu, que son las ideas, y que son en fin las palabras, como soporte de todo este conjunto de pensamientos.