Mirada al Mundo

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Informático jubilado, mayor, leer todo, escribir, gozar con el mundo, gozar con la vida, vivir

04 septiembre 2007

LEVES PENSAMIENTOS






La otra noche sentado en una butaca en el jardín, estaba ganduleando después de la cena, la luna en lo alto pensando en sus cosas, cuanta gente conocería hoy en su deambular por los cielos, cuantos vientos lejanos le confiarían sus aventuras, y cuantas aves la contarían sus sueños de días y noches.

Hacía una noche tibia, pues el día había sido suave sin frío ni excesiva templanza, las nubes jugaban a perseguirse sin fin, y la tierra parecía estar en paz con el mundo, yo sabia que la paz en el mundo era solo una ilusión pero allí se estaba tan bien que me retrepé en el asiento solo con ganas de soñar.

El mundo en paz, ¡Qué ironía! Desde que Caín mató a Abel, se había establecido en la Tierra, el habito de luchar, por ambición de poder, por ambición de riquezas, o por cualquier otra causa, no siempre precisa sino mezclada de mil maneras, para tratar de justificar la violencia de los hombres.

En ese tiempo la Tierra era aun pequeña y ya había un exceso de malvados, unos mala sangre, otros fanáticos religiosos, éstos eran ciegos, también los había malos tontos, ni siquiera sabían que lo eran, y enfermos de egoísmo, que solo ansiaban mirarse el ombligo, los peores eran sin duda los enfermos de poder, grandes líderes internacionales, muy peligrosos, pues conseguían su fuerza esclavizando a los débiles, a los que no sirviendo para nada, escuchaban sus cantos de sirena, y alimentaban el ego de los poderosos, recogiendo del suelo de sus migajas como pago.

¡ Con lo bonito que es el cielo de noche! Lo suaves que son los pensamientos, cuando la tenue luz de las estrellas, les pinta brillos impalpables en sus hojas de niebla, entonces los hombres todos nos vemos buenos, hipocresía, no, volvemos a ser niños con la inocencia de los tiempos nuevos, con nuestra pequeña maldad de juguete, y nuestros intereses minúsculos.

¡Qué dulces los deseos no contados, apenas esbozados en nuestra memoria, que a la mañana siguiente son solo niebla en nuestra mente, pero nos dejan un leve rastro de calor amable, una dulce sensación, algo que nos dice que aun no somos malditos para siempre!

Solo los niños son siempre inocentes, porque solo desean jugar con su manos, y desear, con sus pequeños corazones sin mal, son como los vientos en las noches de verano, que solo mueven las hojas recien nacidas de los árboles.

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